Trabajando pero sin saber hasta cuándo

Centenares de trabajadores siguen al pie del cañón y mantienen su actividad, que es fundamental para hacerle frente a la crisis sanitaria

Las cifras del paro de marzo devolverán el recuerdo del peor año de la crisis económica. Desde que se activó el estado de alarma sólo una minoría sostiene la actividad en Sevilla, la que mueve los servicios imprescindibles. Es la fuerza de trabajo que está en los hospitales y centros de salud, en las farmacias, en las residencias de ancianos y discapacitados, en las tiendas de alimentación, las empresas de mantenimiento e instalaciones, en las carreteras al volante de un camión de reparto o mercancía, en los muelles, en autobuses, trenes y taxis, detrás de un ordenador impartiendo lecciones y proponiendo actividades para que escolares y universitarios no pierdan el curso, en las industrias, en los medios de comunicación y en los aeropuertos, facilitando el regreso de decenas de personas que siguen extraviadas por la cancelación de vuelos.

Transporte y logística

A todos ellos esta crisis sanitaria le multiplica la tarea y se ve obligada a dar una respuesta inmediata sin pensar en lo que vendrá después. «Probablemente sufriremos como los todos los demás», asegura a ABC Raquel Parrilla, directora general de Transportes Miguel Parrilla, que tiene 45 trailers en ruta. Desde que se empezó a extender el contagio, antes incluso de que el Gobierno central decretara el cierre de negocios y el confinamiento de los ciudadanos en sus casas, se multiplicaron los encargos.

«Hemos pasado días pegados al teléfono gestionando los encargos. Ha sido brutal y los conductores están muy presionados», confiesa. Ella intenta darles respaldo, solventar las incidencias, pero la situación «es abrumadora». «Se han sentido abandonados por las administraciones con el cierre de las estaciones de servicio y tienen miedo al contagio, seguramente más que cualquiera de nosotros que estamos a salvo en el hogar. También perciben el rechazo de la gente cuando van a recoger o a cargar mercancía. He visto a profesionales con mucha experiencia derrumbarse ante lo que estamos viviendo», reconoce esta empresaria, pero «ninguno ha aparcado el camión, todos han sacado fuerzas y siguen cumpliendo con las órdenes de entrega para que nada falte en las estanterías y neveras de los supermercados». Raquel Parrilla dirige una de las más de cuarenta empresas de este tipo que hay en la provincia y que estos días buscan a la desesperada profesionales para atender a los pedidos.

Sanidad

En las mismas están los centros sanitarios del sistema público, que se ven desbordados por la extensión del contagio de coronavirus entre la población y las bajas de trabajadores que se ven afectados. La Junta de Andalucía recurre, por primera vez desde que asumió las competencias de salud, a estudiantes voluntarios de último año de Medicina, profesionales en excedencia, jubilados y hasta liberados sindicales. Las bolsas de empleo están vacías y lo peor está por venir con el aumento de pacientes.

«Se nos ponen los pelos de punta cuando oímos hablar de hoteles medicalizados o de montar un hospital de campaña en Fibes. ¿Quiénes van a atender todo eso si aquí ya faltan manos?», aseguran a este medio fuentes de la plantilla del Virgen del Rocío, uno de los centros más grandes de la región. El mayor temor, admiten, no es contraer la enfermedad, sino llevarla a casa o transmitirla a otro paciente, porque estos días no sólo se atienden casos de Covid-19. Y a la acumulación de trabajo se le suma la falta de medios de protección como mascarillas y viseras, que llegan a cuentagotas a los hospitales. Cuando todo esto pase, confían en que las administraciones públicas tomen conciencia de la importancia de la sanidad y la doten con los recursos que necesita.

Alimentación

Frenética es también la actividad en supermercados y tiendas de alimentación. Tras la locura de los primeros días que dejó limpios lineales y neveras, las medidas de seguridad para evitar la propagación del virus que han implantado las empresas son también disuasorias. «Hay control de aforo, una limitación de horarios y la obligación de usar guantes para hacer la compra», aclara Álvaro González Zafra, secretario general de la Confederación Andaluza de Empresas de Alimentación y Perfumería.

Desde que se activó el estado de alarma garantizando el suministro de productos de primera necesidad «los ciudadanos han tomado conciencia y han vuelto a hábitos de consumo habituales». Eso ha descongestionado los establecimientos y ha aliviado la faena de los empleados. «Estos días las plantillas trabajan al cien por cien. Se han dado pocas bajas, algunas por aislamiento y otras de personas que tienen problemas de salud que se pueden ver complicados si se contagian, pero apenas tenemos casos positivos de Covid-19», asegura.

De cara al futuro, dice que no teme a un descenso del consumo como en otros ámbitos, pero sí que se precipite la transformación del sector por la importancia que tiene ahora la venta on line, que antes apenas llegaba al 2 por ciento».

 

Un cliente en una farmacia

 

Farmacias

La búsqueda de mascarillas y geles higiénicos es la lucha diaria de las farmacias. Los precios se han disparado y los clientes cargan contra los profesionales, a los que acusan de querer sacar provecho de la desgracia. «Por suerte son pocos casos, pues la mayoría ha donado las mascarillas que tenía en stock a hospitales y centros de salud que los necesitan mucho más», asegura Manuel Pérez, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Sevilla. La escasez hace que el precio sea tan elevado en origen que ni siquiera se reponen para vender.

Estos días las boticas ajustan sus turnos y dividen a la plantilla por equipos para controlar el contagio. «Si uno cae, el otro puede seguir atendiendo», comenta. Desde que el virus comenzó a hacer estragos, sólo un establecimiento ha cerrado y ya está en vías de reabrir, comenta Pérez, quien agradece el esfuerzo que hacen los trabajadores del sector, que a partir de la próxima semana verán aumentadas sus competencias con reparto de medicamentos a domicilio para colectivos de riesgo y la dispensa de tratamientos hospitalarios.

Industria

Buena parte de la industria sevillana también sigue en activo, pese a los anuncios agoreros por el ERTE que ha presentado Renault para sus 1.200 trabajadores de la factoría de San Jerónimo y los cuatro días de cierre de Airbus durante los que ha preparado las zonas de trabajo. En Aerópolis, uno de los principales polos productivos de Sevilla, un 40 por ciento de las empresas tienen a sus empleados trabajando desde casa, el 60 por ciento restante, se dedican a la fabricación de componentes y al montaje y aplican los protocolos del Gobierno para continuar con la actividad.

Otro polo industrial que no ha parado es el del polígono Astilleros, en el Puerto de Sevilla, donde continúan con la reparación de buques y la fabricación de grandes estructuras metálicas para la construcción civil y el sector eólico. Muy preocupado por la situación está Antonio Camino, consejero delegado de Tecade, una de las compañías instaladas en el entorno, que trabaja en importantes encargos como las piezas para un puente en Suecia y en soportes para molinos eólicos marinos. La actividad ha bajado en la factoría, donde se han tomado las medidas de seguridad necesarias para proteger la salud de los operarios. «Eso es lo primero y lo más importante en estos momentos. Ya tendremos tiempos para pensar en plazos de entrega o en proyectos de futuro», considera.

La disposición y el espacio en las plantas productivas permite aplicar con comodidad los protocolos del Ministerio de Sanidad. Ya por la propia naturaleza de los trabajos las plantillas trabajan en distintos espacios y lo hacen con material de protección que se ha reforzado estos días. «Sabemos que el ritmo no va a ser el mismo, pero confiamos en que nuestros clientes lo comprendan, porque todos estamos igual», señala. Dice haber encontrado esa misma predisposición en los proveedores, por los que también ha mantenido activas las fábricas a fin de cumplir con los pagos y conservar el empleo, que será el drama una vez que se haya superado la emergencia.

Fuente: ABC de Sevilla